domingo, 23 de septiembre de 2012

La carta

Hubo en tiempo en que las noticias, los recuerdos, los deseos, viajaban en papel sellado. Papel mojado, perfumado, quemado, rasgado. Papel, al fin y al cabo. 

H. Arauzo: "Joven mirando una carta"

Jean Honoré Fragonard, (1732–1806): "La carta"

Jean-Honeré Fragonard: "La carta de amor", (1775)

Petrus van Schendel, (1806 - 1870): "La carta".

William Maw Egley, (1826-1916): "Carta"

Natale Schiavoni: "La carta"

Thomas Benjamin Kennington: "Leyendo una carta"

Daniel Garber: "Luz matutina"



Claude Andrew Calthrop: "Viejas cartas y hojas muertas"

9 comentarios:

  1. Un buen repertorio de obras de Arte en torno a la carta. Tengo un amigo a quien le encantaba escribir cartas: casi siempre incluían un dibujito -es artista, como yo-. Mi desidia consiguió que abandonase esa bonita costumbre. Nunca un correo el. tendrá la cantidad de cosas que van ligadas a una carta y si es de amor, como éstas que nos propones, ni por aproximación. Sólo una ventaja -muy considerada ahora en todo- la inmediatez. Hay un óleo de Vermeer que seguro conoces: Mujer de azul leyendo una carta. Un saludo.

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    1. Es una pena que el mail haya reemplazado a la carta de toda la vida, pero es verdad que la inmediatez pesa.

      Sí que conozco el óleo de Vermeer que dices, lo tengo pendiente para poner junto con otras obras en mi otro blog: http://elespleendeparis.tumblr.com/

      Saludos.

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  2. No sólo para expresar sentimientos, sino para contarlo todo las cartas han supuesto una inagotable fuente de conocimiento sobre los aspectos cotidianos de la vida. No sé si en nuestra era digital, en la que los correos no quedan guardados en paquetitos encintados en el fondo de un cajón, seremos capaces de que sean testimonio de las pequeñas cosas de nuestro tiempo. Los cuadros, preciosos como siempre. Un abrazo.

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    1. También la carta ha sido la base de un género literario. ¡Cuantas cosas han llegado hasta nosotros gracias la género epistolar!
      Gracias, desde la terraza. Saludos.

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    2. El género literario no sé, pero la fuerza de una carta es potente, por lo que tarda en llegar parece un milagro tenerla en las manos, la caligrafía, el mismo papel del autor, es todo. Un e-mail no tiene ese poder. Cuadros encantadores sí señor.

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    3. Totalmente de de acuerdo, el mail no tiene ese poder.
      Gracias, Rostard.

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  3. Hace poco que leí" El el espleen de Paris", pero quiero comprar una edición bilingüe para intentar leerlo, en la medida que me es posible, en su lengua original. Ahora visitaré tu blog. Un saludo.

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  4. Como ya comentaba en el blog RETABLO DE LA VIDA ANTIGUA, qué lástima que se haya perdido esta bonita costumbre de cartearse. Ahora, los mails, los mensajes directo, los teléfonos móviles...las han sustituido. Aún así, a mí me sigue pareciendo algo muy personal, muy especial, el que alguien tenga el detalle de dedicar su tiempo a escribir lo que será un recuerdo para toda la vida.

    Muy bonitas las imágenes, por cierto.

    Un saludo!

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    1. Estoy contigo, Coral. La carta tiene un encanto que el e-mail no tiene. Lo bueno de las nuevas tecnologías en la inmediatez, pero el ritual de la carta es bonito.

      Me alegro de que te hayan gustado las imágenes.
      ¡Gracias por tu visita!

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