domingo, 10 de abril de 2016

Recuerdo



Yo renuncié a la florida
 locura de aquel amor.
¡Mas no renuncié al dolor
de esta herida!
Señor: llévate la miel
de mi ardor de juventud:
mas la flor de esta inquietud
no te la lleves con él:
que aquel infinito ardor
de mi pasión encendida
fue mi primera medida
de tu grandeza. Señor.
Señor: estuve tan loco 
del amor… que de un modo blando 
será mejor ir curando 
el corazón, poco a poco. 
No se hace el halcón airado, 
Señor, tan pronto paloma… 
de esta rosa que te he dado 
deja que quede el aroma 
de un recuerdo deshojado.

José María Pemán 


sábado, 2 de abril de 2016

Era una mañana y abril sonreía



Era una mañana y abril sonreía.
Frente al horizonte dorado moría
la luna, muy blanca y opaca; tras ella,
cual tenue ligera quimera, corría
la nube que apenas enturbia una estrella.

Como sonreía la rosa mañana,
al sol del oriente abrí mi ventana;
y en mi triste alcoba penetró el oriente
en canto de alondras, en risa de fuente
y en suave perfume de flora temprana.

Fue una clara tarde de melancolía.
Abril sonreía. Yo abrí las ventanas
de mi casa al viento... El viento traía
perfumes de rosas, doblar de campanas...

Doblar de campanas lejanas, llorosas,
suave de rosas aromado aliento... 
¿Dónde están los huertos floridos de rosas? 
¿Qué dicen las dulces campanas al viento? 

Pregunté a la tarde de abril que moría: 
—¿Al fin la alegría se acerca a mi casa? 
La tarde de abril sonrió: —La alegría 
pasó por tu puerta-y luego, sombría—: 
Pasó por tu puerta. Dos veces no pasa. 

Antonio Machado