sábado, 29 de mayo de 2010

De vez en cuando



Creo que nunca había visto tal sincronización de música e imágenes. La imágenes no es que sean buenas, pero la letra me gusta, y mucho.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Las enfermedades de los Borbones

La fantástica entrada sobre las enfermedades de Gustav Mahler del blog Tiempo para la memoria, me ha recordado este libro que leí hace un par de años.
Me gusta estudiar la historia de España, y esta obra me ofreció una perspectiva muy interesante y desconocida para mí. Si obsoleta me parece la institución monárquica en pleno siglo XXI, tras la lectura de este libro me pregunto cómo ha podido sobrevivir esta dinastía, y si me apuran, cómo hemos salido a flote los españoles a lo largo de los siglos.

Recomiendo su lectura a todos aquellos que quieran saber algo más de nuestro pasado reciente, e intentar comprender nuestra compleja y rica historia.
Eso sí, absténganse los aprensivos e hipocondríacos.

sábado, 22 de mayo de 2010

Dafne y Apolo

Cuenta el mito que Apolo, dios de los arqueros y de la música, se jactaba de haber matado a la serpiente Pitón del Monte Parnaso, burlándose de Eros.
Este, irritado por las burlas de Apolo, le lanza una flecha de oro para que se enamore de la ninfa Dafne. En cambio, a ella le lanza una flecha con plomo que le provoca aversión a Apolo.
Dafne huye de la persecución de Apolo, y al llegar a la orilla del río Peneo, padre de la ninfa, a quien le pide ayuda y Peneo la convierte en laurel. Apolo se abrazó al árbol llorando y dijo:
"Puesto que no puedes ser mi mujer, serás mi árbol predilecto y tus hojas, siempre verdes, coronarán las cabezas de las gentes en señal de victoria"

Si por algo se caracteriza el arte europeo del siglo XVII es por retomar motivos de la mitología greco-latina como objeto de sus obras.
El mito de Dafne y Apolo queda reflejado en un grupo escultórico de inefable belleza del maestros napolitano Gian Lorenzo Bernini (1598-1680)


También Garcilaso de la Vega los hace protagonistas de uno de sus más famosos sonetos:

A Dafne los brazos ya le crecían
y en luengos ramos vueltos se mostraban;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que el ojo oscurecían;

de áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros aún bullendo estaban;
los blancos pies en tierra se hincaban
y en torcidas raíces se volvían

Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol, que con lagrimas regaba.

¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,
que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón por que lloraba!


martes, 18 de mayo de 2010

Nessun Dorma!

Aria de Turandot que quizá sea una de las composiciones más conocidas de Giacomo Puccini (1858-1924), que murió cuando componía la más exóticas de sus óperas. Fue concluida por Franco Alfano, y se estrenó en 1926.

“¡Pueblo de Pekín! Esta es la ley: Turandot, la Pura, será la esposa de aquel que, siendo de sangre real, resuelva los tres enigmas que ella le propondrá. Pero el que afronte la prueba y resulte vencido ofrecerá al hacha su cabeza soberbia”.
Así reza el edicto impuesto por la bella pero fría y sanguinaria princesa Turandot y que ha llevado a la muerte a decenas de aspirantes subyugados por su inigualable belleza. El príncipe Calaf se ha sometido a la difícil prueba y ha logrado resolver los tres misteriosos enigmas de Turandot: la esperanza, la sangre y el hielo que enciende tu llama: Turandot.
Ahora le toca reclamar la mano de la fría princesa, quien ha quedado a merced del hasta entonces desconocido vencedor. Pero la derrotada princesa se niega a cumplir con el juramento sagrado que la obliga a ser esposa del hombre que adivine sus enigmas, por lo que ruega a su padre, el emperador de China, que no la entregue al extranjero.

El desconocido príncipe, viendo temblar de miedo a la princesa por primera vez, le propone un enigma: “Mi nombre no sabes, dime mi nombre... dime mi nombre y al alba moriré”.

Nessun dorma!

¡Nadie duerma! Los heraldos de la princesa Turandot esparcen el decreto por todo Pekín. Nadie dormirá esa noche hasta que se encuentre a alguien que conozca el nombre del extranjero.

Mientras Turandot y sus guardias recorren la ciudad atemorizando a la gente en su afán de descubrir el nombre de Calaf, éste, posado en una escalera, contempla las estrellas y, seguro de su victoria, espera con ansia la llegada de la mañana.

Los matices que adornan la personalidad de Calaf son varios y el intérprete, en algunos pasajes, sólo tiene unas líneas para transmitirlos al público. Su carácter es noble y posee gran valentía, inteligencia y también ardor, el cual emana cuando se dirige a Turandot a finales del segundo acto y en el dúo final del tercer acto.
El perfil del personaje y la escritura vocal exigen, ante todo, una voz exuberante que refleje la noble apostura de un príncipe arrojado y decidido a conquistar lo que quiere.


Los libros dan respuestas



Porque se diga lo que se diga, los libros dan respuestas. Aunque no sean soluciones, aunque no sean definitivas. Respuestas instantáneas, luces que relampaguean en la oscuridad. Una hermosa frase, un pasaje de una novela, un verso: allí está, de pronto, la verdad. Y todo el sin sentido, y todo el desorden, se convierten, repentinamente, en belleza. 

 Soledad PuértolasRecuerdos de otra persona, (fragmento).

viernes, 14 de mayo de 2010

Laméntase Manzanares de tener tan gran puente


¡Quítenme aquesta puente que me mata,
señores regidores de la Villa!
Miren que me ha quebrado una costilla,
que aunque me viene grande me maltrata.

De bola en bola tanto se dilata,
que no la alcanza a ver mi verde orilla;
mejor es que la lleven a Sevilla
si cabe en el camino de la plata.

Pereciendo de sed en el estío,
es falsa la causal y el argumento
de que en las tempestades tengo brío.

Pues yo con la mitad estoy contento,
tráiganle sus mercedes otro río
que le sirva de huésped de aposento.

Lope de Vega (1562-1635)

domingo, 9 de mayo de 2010

De su ventana a la mía


Estaba mucho más allá, en ese más allá ilocalizable adonde precisamente ponen proa los ojos de todas las mujeres del mundo cuando miran por una ventana y la convierten en punto de embarque, en andén, en alfombra mágica desde donde se hacen invisibles para fugarse. Nadie puede enjaular los ojos de una mujer que se acerca a una ventana, ni prohibirles que surquen el mundo hasta confines ignotos. En todos los claustros, cocinas, estrados y gabinetes de la literatura universal donde viven mujeres existe una ventana fundamental para la narración, de la misma manera que la suele haber también en los cuartos inhóspitos de hotel que pintó Edward Hopper y en las estancias embaldosadas de blanco y negro de los cuadros flamencos. Basta con eso para que se produzca a veces el prodigio: la mujer que leía una carta o que estaba guisando o hablando con una amiga mira de soslayo hacia los cristales, levanta una persiana o un visillo, y de sus ojos entumecidos empiezan a salir enloquecidos, rumbo al horizonte, pájaros en bandada que ningún ornitólogo podrá clasificar, cazar ningún arquero ni acariciar ningún enamorado y que levantan vuelo hacia el reino inconcreto del que sólo se sabe que está lejos.
Carmen Martín Gaite. De su ventana a la mía (fragmento)



Ilustraciones Edward Hopper

viernes, 7 de mayo de 2010

Vicent

No conocí a Don McLean y esta canción hasta hace unos meses. Me subyugó, porque me ayudó a entender lo que pudieron sentir artistas con los que conviví y que ya no están.


Noche estrellada.
Pinta de azul y gris tu paleta.
Escruta un día de verano
con ojos que conocen la oscuridad de mi alma.

Sombras en la colina.
Esboza árboles y narcisos.
Captura la fría brisa del invierno
en colores sobre la tierra de lino nevada.

Noche estrellada.
Luminosas flores de brillante resplandor.
Torbellino de nubes en la niebla violácea
se reflejan en los ojos de Vincent de porcelana azul.
Los colores cambian de matiz.
Campos matutinos de trigo ámbar,
rostros curtidos por el dolor
aplacado por la tierna mano del artista.

Ahora comprendo
lo que tratabas de decirme,
y como sufriste por tu lucidez,
y como trataste de liberarles.
No escucharon, no sabían cómo.
Tal vez escuchen ahora.

Pero no sabían quererte.
Aún así tu amor era sincero.
Y cuando no te quedaba esperanza,
en esa noche estrellada
te quitaste la vida como suelen hacer los amantes

Yo podría haberte dicho, Vincent,
que este mundo no se hizo
para alguien tan bello como tú,
como los extraños que conociste,
el harapiento de andrajosa vestimenta.
Espina de plata, una sanguinolenta rosa
Yace aplastada sobre la impoluta nieve.

Creo que ahora sé
lo que intentaste decirme
Cómo sufriste por tu lucidez,
y cómo intentabas liberarles.
No te escucharon.
Aún siguen sin escuchar,
y tal vez nunca lo hagan.

Starry, starry night.
Paint your palette blue and grey,
Look out on a summer’s day,
With eyes that know the darkness in my soul.
Shadows on the hills,
Sketch the trees and the daffodils,
Catch the breeze and the winter chills,
In colors on the snowy linen land.

Now I understand what you tried to say to me,
How you suffered for your sanity,
How you tried to set them free.
They would not listen, they did not know how.
Perhaps they’ll listen now.

Starry, starry night.
Flaming flowers that brightly blaze,
swirling clouds in violet haze,
reflect in Vincent’s eyes of china blue.
Colors changing hue, morning field of amber grain,
weathered faces lined in pain,
are soothed beneath the artist’s loving hand.

Now I understand what you tried to say to me,
how you suffered for your sanity,
how you tried to set them free.
They would not listen, they did not know how.
perhaps they’ll listen now.

For they could not love you,
but still your love was true.
And when no hope was left in sight
on that starry, starry night,
you took your life, as lovers often do.
But I could have told you, Vincent,
this world was never meant for one
as beautiful as you.

Starry, starry night.
Portraits hung in empty halls,
frameless head on nameless walls,
with eyes that watch the world and can’t forget.
Like the strangers that you’ve met,
the ragged men in the ragged clothes,
the silver thorn of bloody rose,
lie crushed and broken on the virgin snow.

Now I think I know what you tried to say to me,
how you suffered for your sanity,
how you tried to set them free.
They would not listen, they’re not listening still.
Perhaps they never will…

jueves, 6 de mayo de 2010

Tempus fugit


A una calavera de mujer

Esta cabeza, cuando viva, tuvo
sobre la arquitectura de estos huesos
carne y cabellos, por quien fueron presos
los ojos que mirándola detuvo.

Aquí la rosa de la boca estuvo,
marchita ya con tan helados besos;
aquí los ojos, de esmeralda impresos,
color que tantas almas entretuvo;

aquí la estimativa, en quien tenía
el principio de todo movimiento;
aquí de las potencias la armonía.

¡Oh hermosura mortal, cometa al viento!
En donde tanta presunción vivía
desprecian los gusanos aposento.

Félix Lope de Vega (1562-1635)

*Ilustración: Lily Elsie (Mrs Bullough), by Sir James Jebusa Shannon (1916)

lunes, 3 de mayo de 2010

Clásica2

Mi "abuelo" Luis, me envía este enlace que es una maravilla, y quiero compartirlo con vosotros: http://clasica2.com/
Es como el paraíso de las artes.

La que viene a continuación es una de mis piezas favoritas: En las estepas de Asia Central, de Alexander Borodin.

sábado, 1 de mayo de 2010

Sotto le stelle del jazz



Certi capivano il jazz,
l'argenteria spariva...
ladri di stelle e di jazz
così eravamo noi, così eravamo noi.

Pochi capivano il jazz,
troppe cravatte sbagliate...
ragazzi-scimmia del jazz,
così eravamo noi, così eravamo noi

Sotto le stelle del jazz,
ma, quanta notte è passata
Marisa, svegliami, abbracciami...
è stato un sogno fortissimo

Le donne odiavano il jazz.
"Non si capisce il motivo"
du-dad-du-dad

Sotto le stelle del jazz,
un uomo-scimmia cammina,
o forse balla, chi sá?
du-dad-du-dad

Duemila enigmi nel jazz.
Ah, non si capisce il motivo.
nel tempo fatto di attimi
e settimane enigmistiche.

Sotto la luna del jazz.

Paolo Conte.