lunes, 29 de agosto de 2016

Gesto


A la brisa, a la abeja, a la hermosa
el rosal puede dedicar la rosa.

Al poeta, al grumete, a la doncella 
la noche puede dedicar la estrella. 
Si eres tú misma el rosal y las rosas, 
la noche de mi verso y sus estrellas, 
¿a quién dedicaré este breve cielo, 
este arbusto, esta fuente, este desvelo?

Gerardo Diego 





sábado, 6 de agosto de 2016

El mar lejano



La fuente aleja su cantata.
Despiertan todos los caminos...
Mar de la aurora, mar de plata,
¡qué limpio estás entre los pinos!

Viento del Sur, ¿vienes sonoro
de soles? Ciegan los caminos...
Mar de la siesta, mar de oro,
¡qué alegre estás sobre los pinos!

Dice el verdón no sé qué cosa... 
Mi alma se va por los caminos... 
Mar de la tarde, mar de rosa, 
¡qué dulce estás entre los pinos!

Juan Ramón Jiménez
 


martes, 26 de julio de 2016

Julio

John Phillip, R.A: Aguadora de Sevilla
 
Calle del Betis. Triana. 
El corazón del estío 
penetra el escalofrío 
de la fuente charlatana. 

La Velada de Santa Ana 
llena de música el río. 
Con los ojos de Rocío 
se ilumina la ventana. 

De envidia, al verla, una estrella, 
en las alturas sin fin, 
estremecida rutila. 

Y se apaga cuando ella 
sale envuelta en el jardín 
de su mantón de Manila.

Manuel Machado
 

Manuel García Rodríguez: Patio sevillano  

sábado, 2 de julio de 2016

Noche de verano



Es una hermosa noche de verano.
Tienen las altas casas
abiertos los balcones
del viejo pueblo a la anchurosa plaza.
En el amplio rectángulo desierto,
bancos de piedra, evónimos y acacias
simétricos dibujan
sus negras sombras en la arena blanca.
En el cénit, la luna, y en la torre,
la esfera del reloj iluminada. 
Yo en este viejo pueblo paseando 
solo, como un fantasma. 

Antonio Machado. 
 

miércoles, 18 de mayo de 2016

Poeta



Cuando cojo este libro,
súbitamente se me pone limpio
el corazón, lo mismo
que un pomo cristalino.

-Me da luz en mi espíritu,
luz pasada por mirtos vespertinos,
sin ver yo sol alguno...

¡Qué rico me lo siento! Como un niño
que no ha gastado nada de su vivo
tesoro, y aun lo espera todo de sus lirios
-la muerte es siempre para los vecinos-,
todo lo que es sol: gloria, 
aurora, amor, domingo.

Juan Ramón Jiménez

domingo, 10 de abril de 2016

Recuerdo



Yo renuncié a la florida
 locura de aquel amor.
¡Mas no renuncié al dolor
de esta herida!
Señor: llévate la miel
de mi ardor de juventud:
mas la flor de esta inquietud
no te la lleves con él:
que aquel infinito ardor
de mi pasión encendida
fue mi primera medida
de tu grandeza. Señor.
Señor: estuve tan loco 
del amor… que de un modo blando 
será mejor ir curando 
el corazón, poco a poco. 
No se hace el halcón airado, 
Señor, tan pronto paloma… 
de esta rosa que te he dado 
deja que quede el aroma 
de un recuerdo deshojado.

José María Pemán 


sábado, 2 de abril de 2016

Era una mañana y abril sonreía



Era una mañana y abril sonreía.
Frente al horizonte dorado moría
la luna, muy blanca y opaca; tras ella,
cual tenue ligera quimera, corría
la nube que apenas enturbia una estrella.

Como sonreía la rosa mañana,
al sol del oriente abrí mi ventana;
y en mi triste alcoba penetró el oriente
en canto de alondras, en risa de fuente
y en suave perfume de flora temprana.

Fue una clara tarde de melancolía.
Abril sonreía. Yo abrí las ventanas
de mi casa al viento... El viento traía
perfumes de rosas, doblar de campanas...

Doblar de campanas lejanas, llorosas,
suave de rosas aromado aliento... 
¿Dónde están los huertos floridos de rosas? 
¿Qué dicen las dulces campanas al viento? 

Pregunté a la tarde de abril que moría: 
—¿Al fin la alegría se acerca a mi casa? 
La tarde de abril sonrió: —La alegría 
pasó por tu puerta-y luego, sombría—: 
Pasó por tu puerta. Dos veces no pasa. 

Antonio Machado 

martes, 29 de marzo de 2016

El río



Yo entré en Florencia. Era
de noche. Temblé escuchando
casi dormido lo que el dulce río
me contaba. Yo no sé
lo que dicen los cuadros ni los libros 
(no todos los cuadros ni todos los libros,
 sólo algunos), 
pero sé lo que dicen 
todos los ríos. 
Tienen el mismo idioma que yo tengo. 
En las tierras salvajes 
el Orinoco me habla y entiendo, 
entiendo historias que no puedo repetir. 
Hay secretos míos 
que el río se ha llevado, 
y lo que me pidió lo voy cumpliendo 
poco a poco en la tierra. 
Reconocí en la voz del Arno entonces 
viejas palabras que buscaban mi boca, 
como el que nunca conoció la miel 
y halla que reconoce su delicia. 
Así escuché las voces 
del río de Florencia, 
como si antes de ser me hubieran dicho 
lo que ahora escuchaba: 
sueños y pasos que me unían 
a la voz del río, 
seres en movimiento, 
golpes de luz en la historia, 
tercetos encendidos como lámparas. 
El pan y la sangre cantaban 
con la voz nocturna del agua.

Pablo Neruda

 

martes, 16 de febrero de 2016

Tus ojos



Tus ojos son la patria 
del relámpago y de la lágrima,
silencio que habla,
tempestades sin viento, 
mar sin olas, pájaros presos, 
doradas fieras adormecidas,
topacios impíos como la verdad,
otoño en un claro del bosque 
en donde la luz canta en el hombro
de un árbol y son pájaros todas las hojas,
playa que la mañana 
encuentra constelada de ojos,
cesta de frutos de fuego, 
mentira que alimenta,
espejos de este mundo, 
puertas del más allá, 
pulsación tranquila del mar a mediodía,
absoluto que parpadea, páramo. 

(Octavio Paz