domingo, 16 de septiembre de 2012

Lección de música

Vermeer, (1665)

Gerard ter Borch, (1668)

Frans van Mieris, (1635–1681)

A la música
Robert Herrick, (1591-1674)

Encántame, adorméceme y consúmeme con tus deliciosas armonías;
déjame arrebatado alejarme en tranquilos sueños.
Alivia mi mente enferma, adorna mi lecho,
tú, poder que puedes librarme de este dolor;
hazlo rápidamente, aunque no consumas mi fiebre.

Con dulzura, tú conviertes su fuego voraz en una llama cálida,
y luego la haces expirar; ayúdame a llorar mis penas,
y concédeme tal descanso que yo, pobre de mi,
crea que vivo y muero entre rosas.

Cae sobre mí como un rocío silencioso,
o como esas lluvias virginales que en la aurora
esparcen su bautismo sobre las flores.
Diluye, derrite mis sufrimientos con tus suaves acordes;
que yo pueda entre deleites abandonar esta luz,
y alzar mi vuelo hacia el Paraíso.


 
Ferdinand Heilbuth

Frederick Daniel Hardy

Edouard Manet, (1870)

Gustav Wentzel

Joseph Rodefer de Camp, (1858 - 1923)

Henri Matisse, (1917)

2 comentarios:

  1. Me encanta el de Henri Matisse,la frase :
    "Con dulzura, tú conviertes su fuego voraz en una llama cálida" es buffff,como llena guauuuu.
    Un saludo.

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    1. El cuadro de Matisse es como para colarse en él y quesarse a vivir en ese jardín.
      Sí que llena ese verso. Me alegra que te haya calado "como un rocío silencioso".
      Saludos, Atticus (tu nombre suena a banda sonora de To Kill a Mockingbird).

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