domingo, 14 de octubre de 2018

Espuma

Joaquín Sorolla: Rompeolas de san Sebastián, 1913.


Miro la espuma, su delicadeza
que es tan distinta a la de la ceniza.
Como quien mira una sonrisa,
aquella por la que da su vida y le es fatiga
y amparo, miro ahora la modesta
espuma. Es el momento bronco y bello
del uso, el roce, el acto de la entrega
creándola. El dolor encarcelado 
del mar, se salva en fibra tan ligera; 
bajo la quilla, frente al dique, donde 
existe amor surcado, como en tierra 
la flor, nace la espuma. Y es en ella 
donde rompe la muerte, en su madeja 
donde el mar cobra ser, como en la cima 
de su pasión el hombre es hombre, fuera 
de otros negocios: en su leche viva. 
A este pretil, brocal de la materia 
que es manantial, no desembocadura, 
me asomo ahora, cuando la marea 
sube, y allí naufrago, allí me ahogo 
muy silenciosamente, con entera 
aceptación, ileso, renovado 
en las espumas imperecederas.

Claudio Rodríquez

Joaquín Sorolla: Instantánea, 1906.