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| Volodymyr Orlovsky: Atardecer, 1896 |
Eres de cielo hacia la tarde, tienes
ya dorada la luz en las pupilas,
como un poco de nieve atardeciendo
que sabe que atardece.
Y yo querría
cegar del corazón, cegar de verte
cayendo hacia ti misma
como la tarde cae, como la noche
ciega la luz del bosque en que camina
de copa en copa cada vez más alta,
hasta la rama isleña, sonreída
por el último sol.
¡y sé que avanzas
porque avanza la noche! y que iluminas
tres hojas solas en el bosque,
y pienso
que la sombra te hará clara y distinta,
que todo el sol del mundo en ti descansa,
en ti, la retrasada, la encendida
rama del corazón en la que aún tiembla
la luz sin sol donde se cumple el día.
Luis Rosales (1910-1992)
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| Michael Peter Ancher: Anna Ancher en el jardín |
Ante tales obras de arte no sabe uno que decir. Hay que admirar en silencio y quitarse el sombrero.
ResponderEliminarCallar y contemplar siempre es buena opción.
EliminarSaludos.
El atardecer es soberbio.
ResponderEliminarInefable.
EliminarUn saludo, Zambullida.
j' aime beaucoup les paysages d' hiver
ResponderEliminarcelui-ci je ne le connais pas
très agréable découverte
tendresse
edith