jueves, 14 de febrero de 2013

Amor constante más allá de la muerte

Adrien Moreau (1843-1906): El noviazgo

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;

mas no, desotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama el agua fría,
y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
médulas que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejarán, no su cuidado;
serán ceniza, más tendrán sentido,
polvo serán, más polvo enamorado.


Francisco de Quevedo.


Frederick Richard Pickersgill, (1820-1900): El desposorio

Jean François Lagrenée, (1725-1805): Venus enseña a leer a Cupido

3 comentarios:

  1. Dos de mis poemas favoritos. Precioso homenaje al amor.
    Un abrazo y felicidades.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro, Eva.
      ¡Muchas gracias!
      Un abrazo para ti.

      Eliminar
  2. Me encanta, todo. Pero este vídeo ¡qué maravilla!

    Un beso.

    ResponderEliminar