viernes, 28 de septiembre de 2012

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Ellos también leen, VI

Pablo Uranga y Díaz de Acaya: "Retrato de Ignacio Zuloaga", (1893)

Egon Schiele, (1890-1918): "Retrato de Hugo Koller"

Harold Knight, (1874-1961): "Alfred Munnings leyendo en la hierba", (19011)

Paul Gauguin: "Clovis", (1886)

James Gurney: "Escena en el ático"

Susan Dorothea White: "Niño leyendo", (1961)

martes, 25 de septiembre de 2012

La carta, II

Elisabeth Louise Vigee-Lebrun: "Charles-Alexandre de Calonne", (1784)

Pompeo Girolamo Batoni: "Retrato del Honorable Lionel Damer"

Edmund Tarbell: "La carta"

William Henry Hunt: "Escribiendo una carta", (1850)

Mark Selter: "La carta"

Pierre Bonnard: "La carta", (1906)

Picasso: "Leyendo una carta", (1921)

domingo, 23 de septiembre de 2012

La carta

Hubo en tiempo en que las noticias, los recuerdos, los deseos, viajaban en papel sellado. Papel mojado, perfumado, quemado, rasgado. Papel, al fin y al cabo. 

H. Arauzo: "Joven mirando una carta"

Jean Honoré Fragonard, (1732–1806): "La carta"

Jean-Honeré Fragonard: "La carta de amor", (1775)

Petrus van Schendel, (1806 - 1870): "La carta".

William Maw Egley, (1826-1916): "Carta"

Natale Schiavoni: "La carta"

Thomas Benjamin Kennington: "Leyendo una carta"

Daniel Garber: "Luz matutina"



Claude Andrew Calthrop: "Viejas cartas y hojas muertas"

sábado, 22 de septiembre de 2012

Otoño

Ernest Biéler: "Las hojas muertas" (detalle)
 
En llamas, en otoños incendiados,
arde a veces mi corazón,
puro y solo. El viento lo despierta,
toca su centro y lo suspende
en luz que sonríe para nadie:
¡cuánta belleza suelta!

Busco unas manos,
una presencia, un cuerpo,
lo que rompe los muros
y hace nacer las formas embriagadas,
un roce, un son, un giro, un ala apenas;
busco dentro mí,
huesos, violines intocados,
vértebras delicadas y sombrías,
labios que sueñan labios,
manos que sueñan pájaros...

Y algo que no se sabe y dice «nunca»
cae del cielo,
de ti, mi Dios y mi adversario.

(Octavio Paz)

Ernest Biéler: "Les Feuilles mortes"

jueves, 20 de septiembre de 2012

Ofelia



Arthur Hughes, (1852).

I
En las aguas profundas que acunan las estrellas,
blanca y cándida, Ofelia flota como un gran lirio,
flota tan lentamente, recostada en sus velos...
cuando tocan a muerte en el bosque lejano.

Hace ya miles de años que la pálida Ofelia
pasa, fantasma blanco por el gran río negro;
más de mil años ya que su suave locura
murmura su tonada en el aire nocturno.

El viento, cual corola, sus senos acaricia
y despliega, acunado, su velamen azul;
los sauces temblorosos lloran contra sus hombros
y por su frente en sueños, la espadaña se pliega.

Los rizados nenúfares suspiran a su lado,
mientras ella despierta, en el dormido aliso,
un nido del  que surge un mínimo temblor...
y un canto, en oros, cae del cielo misterioso.

Theodor von der Beek (1838 - 1921).
 
II
¡Oh tristísima  Ofelia, bella como la nieve,
muerta cuando eras niña, llevada por el río!
Y es que los fríos vientos que caen de Noruega
te habían susurrado la adusta libertad.

Y es que un arcano soplo, al blandir tu melena,
en tu mente traspuesta metió voces extrañas;
y es que tu corazón escuchaba el lamento
de la Naturaleza –son de árboles y noches.

Y es que la voz del mar, como inmenso jadeo
rompió tu corazón manso y tierno de niña;
y es que un día de abril, un bello infante pálido,
un loco misterioso, a tus pies se sentó.

Cielo, Amor, Libertad: ¡qué sueño, oh pobre Loca!
Te fundías en él como nieve en el fuego;
tus visiones, enormes, ahogaban tu palabra.
–Y el terrible Infinito espantó tu ojo azul.

Henri Gervex

III
Y el poeta nos dice que en la noche estrellada
vienes a recoger las flores que cortaste ,
y que ha visto en el agua, recostada en sus velos,
a la cándida Ofelia flotar, como un gran lis.


Thomas Francis Dicksee

lunes, 17 de septiembre de 2012

Alma de cartografo

Johannes Vermeer: El cartógrafo, (1668)

Para tu alma de cartógrafo enciendo la luz amarilla de Praga y compongo el puzle de nubes del cielo de París.

Pinto el lago Leman, que sirva de freno al cauce amazónico de tu sangre mediterránea; un hayedo refrescante para veranos insolentes; y un sol al que nada escapa para las tardes de otoño.

Recorre y mide nuevas tierras. Seré tu raíz.

 © P. Vidal. (Texto)


Vermeer: El astrónomo, (1668). Musée du Louvre.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Lección de música

Vermeer, (1665)

Gerard ter Borch, (1668)

Frans van Mieris, (1635–1681)

A la música
Robert Herrick, (1591-1674)

Encántame, adorméceme y consúmeme con tus deliciosas armonías;
déjame arrebatado alejarme en tranquilos sueños.
Alivia mi mente enferma, adorna mi lecho,
tú, poder que puedes librarme de este dolor;
hazlo rápidamente, aunque no consumas mi fiebre.

Con dulzura, tú conviertes su fuego voraz en una llama cálida,
y luego la haces expirar; ayúdame a llorar mis penas,
y concédeme tal descanso que yo, pobre de mi,
crea que vivo y muero entre rosas.

Cae sobre mí como un rocío silencioso,
o como esas lluvias virginales que en la aurora
esparcen su bautismo sobre las flores.
Diluye, derrite mis sufrimientos con tus suaves acordes;
que yo pueda entre deleites abandonar esta luz,
y alzar mi vuelo hacia el Paraíso.


 
Ferdinand Heilbuth

Frederick Daniel Hardy

Edouard Manet, (1870)

Gustav Wentzel

Joseph Rodefer de Camp, (1858 - 1923)

Henri Matisse, (1917)

viernes, 14 de septiembre de 2012

¡Qué suene la música!

Gerrit Van Honthorst, (1590 - 1656): "El violinista feliz", (1624)

Hermann Winterhalter: "La joven de Frascati", (1838).

Vermeyan Heirat: "Las bodas de Caná", (1530)

Velázquez: "Los tres músicos", (1617).

Frederick Leighton: "Las horas doradas", (1864)

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Enigma

Eres un enigma que no tiene clave.
Te distingues de todas las mujeres,
nadie puede saber si odias o quieres,
sobre tu pecho hay que escribir: ¡quién sabe!

Tienes algo de fiera y algo de ave,
un día besas y otro día hieres.
¿Qué ambicionas?, ¿qué esperas?, ¿qué prefieres?

¡Tanto misterio en la razón no cabe!
Yo quisiera olvidarte y no te olvido;
desearía con ansia aborrecerte,
y nunca a nadie como a ti he querido.

Gozo al mirarte y no quisiera verte
¡Eres, mujer, mi fruto prohibido!
¡Me das la vida y a la vez la muerte!


Eugéne Amaury Duval, (1898-1885): "Madame de Loynes", (1862). Musée d'Orsay.

Edward Elgar: Enigma Variaciones, Op.36. Variación nº 9, Nimrod:


lunes, 10 de septiembre de 2012

Lectoras

"Sal con una chica que no lee porque la que sí lo hace sabe de la importancia de la trama y puede rastrear los límites del prólogo y los agudos picos del clímax; los siente en la piel. Será paciente en caso de que haya pausas o intermedios, e intentará acelerar el desenlace. Pero sobre todo, la chica que lee conoce el inevitable significado de un final y se siente cómoda en ellos, pues se ha despedido ya de miles de héroes con apenas una pizca de tristeza". 
Charles Warnke

Pietro Antonio Rotari, (1707-1762): "Chica con libro"

Pietro Antonio Rotari, (1707-1762): "La joven virtuosa"

Pietro Antonio Rotari: "Joven con libro"

Pietro Antonio Rotari: "Joven durmiendo"


Beatrice Offor, (1864-1920): "Aunties's Best Bonnet"


Auguste de Chatillon, (1813 - 1881): "Leopoldine con el libro de las Horas"
Marie Françoise Caroline Vallée: "Paul y Virginia leyendo", (1828)

Robert Lewis Reid, (1862-1929): "Serenity", (1913)

Adrian Gottlieb: "La poetisa", (2011)