jueves, 19 de abril de 2012

Renoir, el pintor de la alegría

De octubre del 2010 a febrero del 2011 el Museo del Prado albergó la colección de Renoir del Sterling and Francine Clark Art Institute de Massachusetts. El programa de TVE, Informe semanal, emitió un reportaje con tal motivo, que merece la pena recordar, titulado Renoir, el pintor de la alegría. Y es que Renoir reflejó con su obra impregnada de sensualidad, la alegría de disfrutar de la belleza de las cosas cotidianas.




Retrato de Thérèse Berard (1879)

Thérèse Berard, de trece años, hija del banquero y diplomático Paul Berard, se vuelve hacia el espectador vestida con blusa blanca, gran lazo azul y cuello de encaje. La modelo baja recatadamente la mirada y lleva la larga melena cuidadosamente peinada con raya al medio. Según su hijo, a Thérèse nunca le gustó el retrato, pues la blusa, que solían vestir los niños en el campo, le parecía poco elegante. Sin embargo, a Sterling Clark le agradaba mucho y lo describió en su diario como “uno de los mejores retratos que he visto nunca de Renoir”.
Detalle del retrato de Thérèse Berard

Retrato de Mlle. Romain Lascaux (1864)

El palco. Londres, Cortauld Institute.

El Paseo (1870)

El concierto (1880)
El baile en la ciudad (1883)
Museo d'Orsay
Los paraguas (1886)

El desayuno de los remeros 

Durante los veranos de 1879 y 1880 Renoir trabajaría en Chatou, a orillas del Sena y, entre los numerosos cuadros que pintó, el más destacado fue El almuerzo de los remeros (Washington, Col. Phillips). La composición, que revela un claro cambio en su estilo, reproduce con fidelidad un restaurante popular, llamado La Grenuillére, frecuentada por deportistas y mujeres alegres, donde, al decir de Guy de Maupassant: 
los "canotiers exponían al ardor del sol la carne bronceada y abultada de sus bíceps y donde entre las mesas dominaba el público propio del lugar: un batallón de canotiers vociferantes con sus amigas de cortas faldas de franela"
Entre esas figuras femeninas aparece su modelo favorita, Aline Charigot, con quien más adelante se casaría y de quien tuvo tres hijos, Pierre, Jean y Claude, de los que el pintor dejaría una gran profusión de retratos. 
(Fuente: artehistoria.jcyl.es)

Jarrón con flores



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