miércoles, 16 de julio de 2014

Alma libre

Louis Janmot (1814–1892): El vuelo del alma

Ningún cepo puede torturar 
mi alma en libertad, 
pues detrás de este esqueleto mortal 
se teje uno de más valor. 

No puedes horadar con un serrucho 
ni traspasar con una cimitarra 
dos cuerpos, por lo tanto perdura, 
amarra uno y el otro vuela libre. 

El águila no se despoja 
de su nido y, sin embargo, 
gana el cielo 
más fácilmente que tú. 

Excepto tú mismo tal vez nadie pueda ser 
tu enemigo, 
cautividad es conciencia 
y también es libertad.

Emily Dickinson,  1830-1886.

John William Waterhouse (1849-1917): El alma de la rosa


L'amour est un oiseau rebelle

Traducido al chinorris para los que no saben francés.

martes, 15 de julio de 2014

Glorias hay



Glorias hay que deslumbran, cual deslumbra
el vivo resplandor de los relámpagos,
y que como él se apagan en la sombra,
sin dejar de su luz huella ni rastro.

Yo prefiero a ese brillo de un instante,
la triste soledad donde batallo, 
y donde nunca a perturbar mi espíritu 
llega el vano rumor de los aplausos.

Rosalía de Castro, 1837-1885.


viernes, 11 de julio de 2014

Cosas, Celalba mía, he visto extrañas


Cosas, Celalba mía, he visto extrañas:
cascarse nubes, desbocarse vientos,
altas torres besar sus fundamentos,
y vomitar la tierra sus entrañas;

duras puentes romper, cual tiernas cañas,
arroyos prodigiosos, ríos violentos,
mal vadeados de los pensamientos,
y enfrenados peor de las montañas;

los días de Noé, gentes subidas
en los más altos pinos levantados,
en las robustas hayas más crecidas.

Pastores, perros, chozas y ganados 
sobre las aguas vi, sin forma y vidas, 
y nada temí más que mis cuidados. 

Luis de Góngora y Argote 

sábado, 5 de julio de 2014

lunes, 30 de junio de 2014

Valse triste

Akseli Gallen-Kallela: Simposium

Albert Edelfelt (1854-1905)
Eero Erik Nikolai Jarnefelt (1863-1937)
Eero Erik Nikolai Jarnefelt (1863-1937): Saimi in the Meadow, 1892

viernes, 13 de junio de 2014

Y un aire de tormenta

Ni Pérez, ni Mariano, ni Carmen (perdón: Karma), ni Pablo... Mi país necesita un Espartaco.

miércoles, 4 de junio de 2014

Delicadeza

Henry Ryland (1856–1924): Iris

Henry Ryland (1856–1924)

Henry Ryland (1856–1924): Pureza

Henry Ryland (1856–1924)

Henry Ryland (1856–1924): Raquel en el pozo

Henry Ryland (1856–1924): Florimel, 1893

jueves, 29 de mayo de 2014

Gerineldos, el paje

Marianne Stokes (1855-1927): La reina y el paje, 1896
 
Del color del lirio tiene Gerineldos 
dos grandes ojeras; 
del color del lirio, que dicen locuras 
de amor de la reina. 

Al llegar la tarde, 
pobre pajecillo, 
con labios de rosa, 
con ojos de idilio;
 al llegar la noche, 
junto a los macizos 
de arrayanes, vaga, 
cerca del castillo. 

Cerca del castillo, 
vagar vagamente 
la reina le ha visto. 
De sedas cubierto, 
sin armas al cinto, 
con alma de nardo, 
con talle de lirio. 

(Manuel Machado)

domingo, 25 de mayo de 2014

domingo, 20 de abril de 2014

Soneto LXIX

Walter Rane: Castidad


Las partes que de ti ven los ojos del mundo 
en nada el corazón las puede mejorar: 
todas las lenguas -voces del alma- lo proclaman, 
pues es la verdad pura, que hasta el rival admite. 

Así, loas externas coronan tu exterior, 
por eso las mismas lenguas, que te dan lo que es tuyo, 
emplean otro tono para anular tu elogio, 
mirando más allá de lo que ve la vista. 

Buscan dentro de ti la belleza de tu alma 
y conjeturan que ésta se mide por tus hechos; 
rústicas, pues, sus mentes, aunque amables sus ojos, 
a tu flor bella añaden hedor de malas hierbas. 

¿Pero por qué tu olor no iguala tu apariencia? 
La culpa es de que creces en suelo comunal. 

William Shakespeare

jueves, 17 de abril de 2014

La Pasión según Bouguereau

Todas las obras de William-Adolphe Bouguereau, aquí.

William-Adolphe Bouguereau (1825-1905): La flagelación, 1880

William-Adolphe Bouguereau (1825-1905): Compasión, 1897

William-Adolphe Bouguereau (1825-1905): Pietà, 1876

William-Adolphe Bouguereau (1825-1905): Las santas mujeres en el sepulcro, 1893

Con ánimo de hablarle en confianza
de su piedad entré en el templo un día,
donde Cristo en la cruz resplandecía
con el perdón que quien le mira alcanza.

Y aunque la fe, el amor y la esperanza
a la lengua pusieron osadía,
acordéme que fue por culpa mía,
y quisiera de mí tomar venganza.

Ya me volvía sin decirle nada,
y como vi la llaga del costado,
paróse el alma en lágrimas bañada:

Hablé, lloré y entré por aquel lado, 
porque no tiene Dios puerta cerrada 
al corazón contrito y humillado. 

Félix Lope de Vega

lunes, 7 de abril de 2014

Memoria de tránsito

Margaret Merry: Nuestra Señora de las Angustias, Granada
 
Abril, porque siento, creo,
pon calma en los ojos míos,
¿los montes, mares y ríos,
qué son sino devaneo?;
mirando la nieve veo 
memoria de tu hermosura, 
y cuando vi en su blancura 
tu inmediata eternidad, 
¿fuiste si no claridad, 
temblor, paciencia y dulzura? 

Van Gogh: Mujer paseando en el jardín, 1887

Tu leve paso indolente 
deja en mis ojos su aroma, 
los ojos en donde toma 
revelación permanente; 
bienaventuradamente 
nacieron para el olvido, 
tu piel de asombro encendido, 
tus ojos de limpio viento, 
y esta ternura que siento 
«herido de amor huido». 

Margaret Merry: Santa Ana

Los sitios donde has estado 
en la memoria los llevo 
sólo para ver de nuevo 
el rastro que allí has dejado; 
la tierra que tú has pisado 
vuelvo a pisar; nada soy 
más que este sueño en que voy 
desde tu ausencia a la nada. 
Me hizo vivir tu mirada: 
fiel al tránsito aquí estoy.

Luis Rosales

domingo, 16 de marzo de 2014

Las madres de Frederick Goodall

Frederick Goodall. Londres, 1822 - 1904.

Madre e hijo
 La ofrenda de las palmas, 1865

 Madre e hijo beduinos

Madre e hijo coptos, 1875

Madre e hijo egipcios

  Mujer italiana y su hijo

Mujer y su hijo

domingo, 23 de febrero de 2014

Soñé que tú me llevabas

La mujer que más amó Machado.

Henri Martin: Enamorados
 
Soñé que tú me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras,
hacia los montes azules,
una mañana serena.
Sentí tu mano en la mía,
tu mano de compañera,
tu voz de niña en mi oído
como una campana nueva,
como una campana virgen
de un alba de primavera.
¡Eran tu voz y tu mano, 
en sueños, tan verdaderas!... 
Vive, esperanza, ¡quién sabe 
lo que se traga la tierra! 

Antonio Machado 

lunes, 10 de febrero de 2014

Hay ojos que miran, hay ojos que sueñan...

Jean-Baptiste Greuze (1725-1805)
 
Hay ojos que miran, -hay ojos que sueñan,
hay ojos que llaman, -hay ojos que esperan,
hay ojos que ríen -risa placentera,
hay ojos que lloran -con llanto de pena,
unos hacia adentro -otros hacia fuera.
Son como las flores -que cría la tierra.

Margaret Sarah Carpenter (1793–1872): Henrietta Carpenter, 1839

Mas tus ojos verdes, -mi eterna Teresa,
los que están haciendo -tu mano de hierba,
me miran, me sueñan, -me llaman, me esperan,
me ríen rientes -risa placentera,
me lloran llorosos -con llanto de pena,
desde tierra adentro, -desde tierra afuera.

Albert Lynch (1851-1912)

En tus ojos nazco, -tus ojos me crean,
vivo yo en tus ojos -el sol de mi esfera,
en tus ojos muero, -mi casa y vereda,
tus ojos mi tumba, -tus ojos mi tierra. 

Miguel de Unamuno 

George Frederic Watts (1817-1904): Alicia