viernes, 14 de agosto de 2015

Y escribir tu silencio sobre el agua



Sólo florece el agua que está queda 
Miguel de Unamuno


No sé si es sombra en el cristal, si es sólo 
calor que empaña un brillo; nadie sabe 
si es de vuelo este pájaro o de llanto; 
nadie le oprime con su mano, nunca 
le he sentido latir, y está cayendo 
como sombra de lluvia, dentro y dulce, 
 del bosque de la sangre, hasta dejarla 
 casi acuñada y vegetal, tranquila. 
No sé, siempre es así, tu voz me llega 
 como el aire de Marzo en un espejo, 
como el paso que mueve una cortina 
 detrás de la mirada; ya me siento 
oscuro y casi andado; no sé cómo 
 voy a llegar, buscándote, hasta el centro 
de nuestro corazón, y allí decirte, 
 madre, que yo he de hacer en tanto viva, 
 que no te quedes huérfana de hijo, 
 que no te quedes sola allá en tu cielo, 
que no te falte yo como me faltas. 

Luis Rosales


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