domingo, 24 de marzo de 2013

Madre

Emile Munier: Tierno abrazo, (detalle), 1887

Te digo, al llegar, madre 
que tú eres como el mar; 
que aunque las olas 
de tus años se cambien y te muden, 
siempre es igual tu sitio 
al paso de mi alma. 
No es preciso medida 
ni cálculo para el señalamiento 
de ese cielo total; 
el color, hora única, 
la luz de tu poniente, 
te sitúan, ¡oh madre!, entre las olas, 
conocida y eterna en su mudanza. 

Juan Ramón Jiménez

8 comentarios:

  1. No conocía este poema, me encanta, y la imagen es una maravilla, la mirada del niño ¡preciosa!

    Besos.

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  2. ¡Bellísimo!

    Me identifico con la visión de madre que nos entrega el poeta. Mar y cielo, son inmensidad. Una visión serena desde la "ausencia" física pero, a la vez siempre presente.
    Porque la madre nunca nos deja...

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    1. Sabias palabras las tuyas, Clarissa. Estoy de acuerdo.

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  3. La madre, la propia,nunca se olvida. Y siempre se echa de menos. Es el lugar seguro.
    Feliz Semana Santa y Pascua de Resurrección.
    Un abrazo fuerte

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    1. Tú lo has dicho: el lugar seguro.
      Feliz Semana Santa también para ti, Begoña.
      Un abrazo.

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  4. Nada que añadir a los dicho por Clarisa y Begoña, eso y la música de Ravel que estaba escuchando, me han puesto algo melancólico. A una madre nunca se le olvida. Un abrazo.

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    1. Es normal el toque de melancolía. ¡Ánimo, dlt!
      Saludos.

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