martes, 31 de julio de 2012

Oda al mar


Aquí en la isla
el mar
y cuánto mar
se sale de sí mismo
a cada rato,
dice que sí, que no,
que no, que no, que no,
dice que sí, en azul,
en espuma, en galope,
dice que no, que no.
No puede estarse quieto,
me llamo mar, repite
pegando en una piedra
sin lograr convencerla,
entonces
con siete lenguas verdes
de siete perros verdes,
de siete tigres verdes,
de siete mares verdes,
la recorre, la besa,
la humedece
y se golpea el pecho
repitiendo su nombre.
Oh mar, así te llamas,
oh camarada océano,
no pierdas tiempo y agua,
no te sacudas tanto,
ayúdanos,
somos los pequeñitos
pescadores,
los hombres de la orilla,
tenemos frío y hambre
eres nuestro enemigo,
no golpees tan fuerte,
no grites de ese modo,
abre tu caja verde
y déjanos a todos
en las manos
tu regalo de plata:
el pez de cada día.

Aquí en cada casa
lo queremos
y aunque sea de plata,
de cristal o de luna,
nació para las pobres
cocinas de la tierra.
No lo guardes,
avaro,
corriendo frío como
relámpago mojado
debajo de tus olas.

Ven, ahora,
ábrete
y déjalo
cerca de nuestras manos,
ayúdanos, océano,
padre verde y profundo,
a terminar un día
la pobreza terrestre.
Déjanos
cosechar la infinita
plantación de tus vidas,
tus trigos y tus uvas,
tus bueyes, tus metales,
el esplendor mojado
y el fruto sumergido.

Padre mar, ya sabemos
cómo te llamas, todas
las gaviotas reparten
tu nombre en las arenas:
ahora, pórtate bien,
no sacudas tus crines,
no amenaces a nadie,
no rompas contra el cielo
tu bella dentadura,
déjate por un rato
de gloriosas historias,
danos a cada hombre,
a cada
mujer y a cada niño,
un pez grande o pequeño
cada día.
Sal por todas las calles
del mundo
a repartir pescado
y entonces
grita,
grita
para que te oigan todos
los pobres que trabajan
y digan,
asomando a la boca
de la mina:
"Ahí viene el viejo mar
repartiendo pescado".
Y volverán abajo,
a las tinieblas,
sonriendo, y por las calles
y los bosques
sonreirán los hombres
y la tierra
con sonrisa marina.
Pero
si no lo quieres,
si no te da la gana,
espérate,
espéranos,
lo vamos a pensar,
vamos en primer término
a arreglar los asuntos
humanos,
los más grandes primero,
todos los otros después,
y entonces
entraremos en ti,
cortaremos las olas
con cuchillo de fuego,
en un caballo eléctrico
saltaremos la espuma,
cantando
nos hundiremos
hasta tocar el fondo
de tus entrañas,
un hilo atómico
guardará tu cintura,
plantaremos
en tu jardín profundo
plantas
de cemento y acero,
te amarraremos
pies y manos,
los hombres por tu piel
pasearán escupiendo,
sacándote racimos,
construyéndote arneses,
montándote y domándote
dominándote el alma.
Pero eso será cuando
los hombres
hayamos arreglado
nuestro problema,
el grande,
el gran problema.
Todo lo arreglaremos
poco a poco:
te obligaremos, mar,
te obligaremos, tierra,
a hacer milagros,
porque en nosotros mismos,
en la lucha,
está el pez, está el pan,
está el milagro.

(Pablo Neruda)

Joaquín Sorolla: "Pescador valenciano"

Joaquín Sorolla: "El bote blanco", (1905)

Joaquín Sorolla: "Esperando la pesca", (1908)

Joaquín Sorolla: "Cosiendo vela"

5 comentarios:

  1. Pocos como mi paisano Sorolla han sabido captar la luz del mediterráneo. Un abrazo.

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  2. Esta Oda al Mar pertenece a las "Odas Elementales" de Pablo Neruda. Sin embargo el mar como protagonista o como inspiración está presente en toda la obra de Neruda, (su mar es el Pacífico)
    En su "Memorial de Isla Negra" le canta "Al Mar", y comienza el poema diciendo:
    "Necesito del mar porque me enseña:
    no sé si aprendo música o conciencia:
    no sé si es ola sola o ser profundo
    o sólo ronca voz o deslumbrante
    suposición de peces y navios..."

    Y cómo olvidar sus "20 Poemas de Amor y una Canción Desesperada". Allí inicia su poema N·7 diciendo:
    "Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes
    a tus ojos oceánicos..."

    En fin, Neruda, un poeta-hombre-niño enamorado del mar.

    Los restos mortales de Pablo Neruda reposan en Isla Negra, tal como él lo pidió expresamente:
    "frente al mar que conozco,
    a cada área rugosa de piedras y de olas
    que mis ojos perdidos no volverán a ver"

    Preciosa entrada; bellísimas imágenes para acompañar un poema clásico del memorable Pablo Neruda.

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    1. Muchísimas gracias, Clarissa, por todo lo que aportas en tu comentario. Es una delicia.
      Es verdad que el mar está presente en la obra de Neruda, y en su vida. Y es que el mar siempre es fuente de inspiración.
      Un abrazo.

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  3. Precioso el comentario de Clarissa.
    Muchas gracias, este poema es maravilloso, hoy especialmente lo siento muy dentro de mí.
    Un beso.

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