Adrien Moreau (1843-1906): El noviazgo |
Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;
mas no, desotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama el agua fría,
y perder el respeto a ley severa.
Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
médulas que han gloriosamente ardido,
su cuerpo dejarán, no su cuidado;
serán ceniza, más tendrán sentido,
polvo serán, más polvo enamorado.
Francisco de Quevedo.
Frederick Richard Pickersgill, (1820-1900): El desposorio |
Dos de mis poemas favoritos. Precioso homenaje al amor.
ResponderEliminarUn abrazo y felicidades.
Me alegro, Eva.
Eliminar¡Muchas gracias!
Un abrazo para ti.
Me encanta, todo. Pero este vídeo ¡qué maravilla!
ResponderEliminarUn beso.