Cosas, Celalba mía, he visto extrañas:
cascarse nubes, desbocarse vientos,
altas torres besar sus fundamentos,
y vomitar la tierra sus entrañas;
duras puentes romper, cual tiernas cañas,
arroyos prodigiosos, ríos violentos,
mal vadeados de los pensamientos,
y enfrenados peor de las montañas;
los días de Noé, gentes subidas
en los más altos pinos levantados,
en las robustas hayas más crecidas.
Pastores, perros, chozas y ganados
sobre las aguas vi, sin forma y vidas,
y nada temí más que mis cuidados.
Luis de Góngora y Argote
Me metí en El Spleen y se me olvidó decirte que ¡me encanta!, y estos versos son magníficos, y la imagen, casi puedo olerla, y el año 1630, en decadencia, pero qué geniales autores había...
ResponderEliminarEntrada perfecta, como siempre.
¡Un beso!
Me alegro de que te guste El Spleen, Rosa.
ResponderEliminar1630, ¿recuerdas esos años de nuestra juventud? ¡Qué bien lo pasábamos de jóvenes! Y qué bien nos conservamos.
A sus pies, señora.