Joaquín Sorolla: Rompeolas de san Sebastián, 1913. |
Miro la espuma, su delicadeza
que es tan distinta a la de la ceniza.
Como quien mira una sonrisa,
aquella
por la que da su vida y le es fatiga
y amparo, miro ahora la modesta
espuma. Es el momento bronco y bello
del uso, el roce, el acto de la entrega
creándola. El dolor encarcelado
del mar, se salva en fibra tan ligera;
bajo la quilla, frente al dique, donde
existe amor surcado, como en tierra
la flor, nace la espuma. Y es en ella
donde rompe la muerte, en su madeja
donde el mar cobra ser, como en la cima
de su pasión el hombre es hombre, fuera
de otros negocios: en su leche viva.
A este pretil, brocal de la materia
que es manantial, no desembocadura,
me asomo ahora, cuando la marea
sube, y allí naufrago, allí me ahogo
muy silenciosamente, con entera
aceptación, ileso, renovado
en las espumas imperecederas.
Claudio Rodríquez
Joaquín Sorolla: Instantánea, 1906. |
Ay, amiga, ¡qué preciosidad!
ResponderEliminarGracias.
Muchos besos.
¡Cuánto tiempo!
ResponderEliminarTe echaba de menos. Felicidades con retraso.
Besosssss