Margaret Merry: Nuestra Señora de las Angustias, Granada |
Abril, porque siento, creo,
pon calma en los ojos míos,
¿los montes, mares y ríos,
qué son sino devaneo?;
mirando la nieve veo
memoria de tu hermosura,
y cuando vi en su blancura
tu inmediata eternidad,
¿fuiste si no claridad,
temblor, paciencia y dulzura?
Tu leve paso indolente
deja en mis ojos su aroma,
los ojos en donde toma
revelación permanente;
bienaventuradamente
nacieron para el olvido,
tu piel de asombro encendido,
tus ojos de limpio viento,
y esta ternura que siento
«herido de amor huido».
Los sitios donde has estado
en la memoria los llevo
sólo para ver de nuevo
el rastro que allí has dejado;
la tierra que tú has pisado
vuelvo a pisar; nada soy
más que este sueño en que voy
desde tu ausencia a la nada.
Me hizo vivir tu mirada:
fiel al tránsito aquí estoy.
Luis Rosales
Precioso.
ResponderEliminarUn beso.
Estos versos de Luis Rosales, con no ser él un poeta que suela llegarme en profundidad, están aquí vehiculados por tu blog, mira tú por dónde, en uno de esos momentos en que no se sabe cómo desterrar de la mente (de la memoria) un periodo concluido, un cierre traumático, un libro que me cierran sin haber concluido la lectura.
ResponderEliminarGracias, pero no sé...