Albert Bierstard: Luces y sombras |
Entre irse y quedarse duda el día,
enamorado de su transparencia.
La tarde circular es ya bahía:
en su quieto vaivén se mece el mundo.
Todo es visible y todo es elusivo,
todo está cerca y todo es intocable.
Los papeles, el libro, el vaso, el lápiz
reposan a la sombra de sus nombres.
Latir del tiempo que en mi sien repite
la misma terca sílaba de sangre.
Wilfrid Gabriel de Glehn: Sombras en la pared |
La luz hace del muro indiferente
un espectral teatro de reflejos.
En el centro de un ojo me descubro;
no me mira, me miro en su mirada.
Se disipa el instante. Sin moverme,
yo me quedo y me voy: soy una pausa.
Octavio Paz
Henri Gaston Darien, (1864-1926): Tarde perezosa |
Hermosísima la primera imagen y muy adecuado el poema que le acompaña. No conocía al primer pintor, todo sea dicho de paso.
ResponderEliminarGracias por compartir los versos y las imágenes.
Un saludo
Muchas gracias, Allegra.
EliminarSaludos.