Por Mercedes Álvarez en As moda.
Los vestuarios para las películas siempre han dado muchas alegrías, tanto a los amantes del séptimo arte, como a los diseñadores y encargados de vestir a las estrellas. Confeccionar un vestuario para una gran producción cinematográfica implica una tarea doblemente difícil: por un lado vestir al personaje, y por otro idear cómo resaltar sus características, su rol y su evolución en el film. Los
Premios Oscar cada vez se fijan más en este factor de las películas nominadas.
A punto de estrenarse en España, la nueva versión de Anna Karenina, que encarna la actriz Keira Knightley, se ha llevado por fin el Premio Oscar al Mejor Vestuario. Esta película, basada en la novela del escritor ruso León Tolstoi, ha sido llevada al cine en numerosas ocasiones. En ésta, el director Joe Wright ha encargado el vestuario a la diseñadora francesa Jacqueline Durran, que ya hizo el guardarropa, entre otros filmes, de Expiación y de Orgullo y Prejuicio, también protagonizadas por Keira Knightley.
La época del drama se sitúa en la
Rusia zarista del último tercio del siglo XIX. Narra el amor adúltero de
Anna Karenina, casada con un terrateniente mucho mayor que ella, y el conde Vronski, un petimetre frívolo. El contenido, a veces demasiado explícito, no deja lugar a la elegante elipsis, por lo que quizás lo mejor de esta película se base en la puesta en escena y en el espléndido vestuario, caracterizado por unos lujosos trajes de polisones voluminosos y sofisticados tocados.
Pese a ser un estilo propio de 1870, los vestidos tiene un ligero recuerdo de la silueta new look de 1950, totalmente intencionado, con los escotes redondos, las redecillas, los talles estrechos y las faldas campanudas.
El conjunto de los vestidos, pese a no perder la forma de la época, es muy actual en muchos detalles y líneas, y eso es lo que ha pretendido la responsable del vestuario, que ha contado también con la colaboración de Chanel para las joyas, entre ellas, un suntuoso collar de perlas y otro de espectaculares diamantes.
Durran también se ha inspirado en trajes de la época, en fotografías antiguas y en bocetos de Balenciaga y Dior.
El resultado es un guardarropa elegante, con tejidos lujosos, cuyo colorido va evolucionando según el estado de ánimo de la protagonista: primero oscuro, luego claro, y de nuevo oscuro hacia el trágico final de la historia.
También los caballeros protagonistas reflejan en su vestuario su personalidad. Así, los impresionantes uniformes azules del conde Vronski (Aaron Taylor-Johnson) son más modernos y ligeros, mientras que los del viejo Karenin (Jude Law), antiguos y con reminiscencias zaristas que denotan su poder social y su autoridad.