Así celebramos el día del libro.
miércoles, 23 de abril de 2014
domingo, 20 de abril de 2014
Soneto LXIX
Walter Rane: Castidad |
Las partes que de ti ven los ojos del mundo
en nada el corazón las puede mejorar:
todas las lenguas -voces del alma- lo proclaman,
pues es la verdad pura, que hasta el rival admite.
Así, loas externas coronan tu exterior,
por eso las mismas lenguas, que te dan lo que es tuyo,
emplean otro tono para anular tu elogio,
mirando más allá de lo que ve la vista.
Buscan dentro de ti la belleza de tu alma
y conjeturan que ésta se mide por tus hechos;
rústicas, pues, sus mentes, aunque amables sus ojos,
a tu flor bella añaden hedor de malas hierbas.
¿Pero por qué tu olor no iguala tu apariencia?
La culpa es de que creces en suelo comunal.
William Shakespeare
jueves, 17 de abril de 2014
La Pasión según Bouguereau
Todas las obras de William-Adolphe Bouguereau, aquí.
William-Adolphe Bouguereau (1825-1905): La flagelación, 1880 |
William-Adolphe Bouguereau (1825-1905): Compasión, 1897 |
William-Adolphe Bouguereau (1825-1905): Pietà, 1876 |
William-Adolphe Bouguereau (1825-1905): Las santas mujeres en el sepulcro, 1893 |
Con ánimo de hablarle en confianza
de su piedad entré en el templo un día,
donde Cristo en la cruz resplandecía
con el perdón que quien le mira alcanza.
Y aunque la fe, el amor y la esperanza
a la lengua pusieron osadía,
acordéme que fue por culpa mía,
y quisiera de mí tomar venganza.
Ya me volvía sin decirle nada,
y como vi la llaga del costado,
paróse el alma en lágrimas bañada:
Hablé, lloré y entré por aquel lado,
porque no tiene Dios puerta cerrada
al corazón contrito y humillado.
Félix Lope de Vega
lunes, 7 de abril de 2014
Memoria de tránsito
Margaret Merry: Nuestra Señora de las Angustias, Granada |
Abril, porque siento, creo,
pon calma en los ojos míos,
¿los montes, mares y ríos,
qué son sino devaneo?;
mirando la nieve veo
memoria de tu hermosura,
y cuando vi en su blancura
tu inmediata eternidad,
¿fuiste si no claridad,
temblor, paciencia y dulzura?
Tu leve paso indolente
deja en mis ojos su aroma,
los ojos en donde toma
revelación permanente;
bienaventuradamente
nacieron para el olvido,
tu piel de asombro encendido,
tus ojos de limpio viento,
y esta ternura que siento
«herido de amor huido».
Los sitios donde has estado
en la memoria los llevo
sólo para ver de nuevo
el rastro que allí has dejado;
la tierra que tú has pisado
vuelvo a pisar; nada soy
más que este sueño en que voy
desde tu ausencia a la nada.
Me hizo vivir tu mirada:
fiel al tránsito aquí estoy.
Luis Rosales