miércoles, 29 de septiembre de 2010

No te detengas


No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.

Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes.
Huye.
“Emito mis alaridos por los techos de este mundo”,
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros “poetas muertos”,
te ayudan a caminar por la vida
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los “poetas vivos”.
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas …

Walt Whitman (1819 – 1892)


miércoles, 22 de septiembre de 2010

Quien lo probó, lo sabe...


Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso.

Huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño:
esto es amor; quien lo probó, lo sabe.

(Lope de Vega)

sábado, 18 de septiembre de 2010

El corazón habla al corazón

La visita de estado y pastoral que Benedicto XVI está realizando estos días al Reino Unido ha desencadenado en mí la curiosidad por conocer la figura del Cardenal Newman, a quién beatificará el Santo Padre el próximo domingo.
Admiro a las personas, que buscando la Verdad honradamente, la encuentran y tienen el señorío de reconocerlo. Tal es el caso de Newman, o el de la judía conversa al catolicismo, Edith Stein; por citar un ejemplo cercano en el tiempo.

Ando sumergida en la lectura del libro Apología pro vita sua, que Newman subtitula "Historia de mis ideas religiosas". Es un viaje a la Iglesia de Roma, desde el anglicanismo.

De lo que he leído en la red sobre Newman, me ha gustado este artículo de Manuel Huacuja, que copio a continuación, porque es un resumen biográfico que nos puede servir como aproximación a este gran intelectual del XIX, y futuro beato, a quien no han dudado en calificar como "precursor del Concilio Vaticano II" en cuanto a su visión del papel de los laicos en la Iglesia Católica.

El Cardenal John Henry Newman es un converso muy conocido en el mundo. Su vida está marcada por una incansable búsqueda de la verdad y por una constante profundización de su fe. Pero más que actuar desde el voluntarismo, Newman buscaba responder a una voz que le hablaba intensamente a su corazón.

John Henry Newman nació en la ciudad de Londres, el 21 de febrero de 1801. Fue el benjamín de seis hijos. Su padre era un banquero acomodado y su madre se dedicaba a la atención de los hijos. Por influencia de la madre toda la familia profesaba el calvinismo.

Ingresó en la Universidad de Oxford en diciembre de 1816 y obtuvo una de las mejores calificaciones durante sus estudios. Después de haber rechazado continuar sus estudios de derecho, fue ordenado pastor anglicano el 16 de junio de 1824. Su primer encargo ministerial se desenvolvió en la capilla de san Clemente en la Universidad de Oxford.

Durante este tiempo de trabajo se separó de la doctrina calvinista desviándose hacia ideas liberales y nominalistas. Un amigo lo encaminó hacia una doctrina de tradición católica y comenzó a profundizar en la sucesión apostólica.

A partir de 1828 comenzó a ejercer su ministerio como vicario de la iglesia de santa María en la misma universidad. Durante este periodo predicó homilías en las que arremetía contra los liberales anglicanos, la Iglesia católica y el Papa. En algunos de estos discursos aseguró que la Iglesia de Roma estaba perdida, que todos los católicos romanos tenían una alianza con el “anticristo”. Cuando estos sermones se publicaron bajo el título de Sermones parroquiales se convirtieron en un bestseller.

Después de un viaje por las costas del Mediterráneo regresó a Inglaterra con nuevas ideas. Había visitado Roma y algo en su interior estaba inquieto. Comenzó a profundizar si la iglesia anglicana estaba en continuidad con la iglesia primitiva.

En 1837 publicó la Via Media, que proponía seguir las enseñanzas de los Padres de la Iglesia y, al mismo tiempo, alejarse de Roma. Nacía así el The Tracts Movement (Movimiento de los tratados), mejor conocido como el Movimiento de Oxford. Su estudio de la patrística le hizo ver, en sus propias palabras, un fantasma: la sombra de Roma que nublaba sus compromisos con la iglesia de Inglaterra.

En 1841 publicó en la serie The Tracts for the Times (Tratados para los tiempos) el número 90. En este se conciliaban los 39 puntos de la doctrina anglicana con algunas enseñanzas de la Iglesia católica; Newman proponía esta concordancia como parte de un plan que daría una vivencia más perfecta del anglicanismo.

Entre las ideas que el Movimiento de Oxford, con Newman a la cabeza, proponía con sus tratados, estaban las siguientes:
- que la Biblia y sólo la Biblia era religión de protestantes;
- la tradición era el principal instrumento para la enseñanza religiosa;
- la virginidad tiene una excelencia intrínseca;
- las vidas de los santos son ejemplares;
- la penitencia y la mortificación son positivas;
- Cristo está realmente presente en la Eucaristía.

Algunas de estas ideas no eran compartidas por Newman explícitamente, y quizás en su momento no las aceptaba todas pero se encontraba en el proceso de profundización. Por este motivo, después de su conversión, los católicos no parecían confiar en él.

Pero con estos pensamientos del Tract 90 hechos públicos, sus días en la iglesia anglicana estaban contados. Las acusaciones en su contra no se hicieron esperar. Le llamaban traidor. Los obispos anglicanos le amonestaron por hacer ese tipo de comentarios. Se veía en él no su intención de estar en continuidad con la Iglesia primitiva sino con la Iglesia católica medieval. Su Vía Media no era aceptada.

Se retiró triste a su casa de Littlemore reducido al estado laico, en donde comenzó una vida de tipo monástico, traduciendo del latín al inglés la Catena Aurea de santo Tomás de Aquino. En 1843 se retractó públicamente en un periódico de todo lo que había dicho contra la Iglesia Romana.

Siguió desarrollando sus ideas sobre la verdad en la Iglesia de Roma y el 9 de octubre de 1845 fue recibido en el seno de la Iglesia Católica por un misionero italiano, el hoy beato Domenico Barberi, junto con algunos de sus más fieles amigos y colaboradores. En 1846 viajó a Roma y fue ordenado sacerdote católico de manos del Cardenal Fransoni.

En 1847, con autorización del Papa, abrió el primer oratorio de san Felipe Neri en Birmingham y se dedicó de lleno a la predicación. Cuando Newman pasó a la Iglesia católica su genio estalló de manera excepcional, con una fuerza y libertad como nunca lo había hecho en la comunión anglicana. Su ironía inglesa, su humor, su elocuencia y la fuerza de sus imágenes, lo convirtieron en uno de los mejores escritores en lengua inglesa, y uno de los teólogos más prominentes de los tiempos modernos.

En reconocimiento a su labor apostólica el Papa León XIII concedió a Newman el título de Cardenal en el consistorio del 12 de mayo de 1879 a los 78 años de edad. Ha sido uno de los pocos sacerdotes en recibir este título sin haber pasado por la ordenación episcopal en los tiempos modernos.

Escogió como lema cardenalicio la expresión de san Francisco de Sales, Cor ad cor loquitor (El corazón habla al corazón). En este reflejaba el secreto que le hacía tener esa elocuencia llena de poder penetrante: Dios le llenaba con sus palabras. Pero al mismo tiempo revelaba que en el interior del hombre se haya la verdad.

Murió tranquilamente el 11 de agosto de 1890 en Edgbaston. En su tumba pidió que se escribiera: Ex umbris et imaginibus ad veritatem (vamos hacia la verdad pasando por las sombras y las imágenes). Hace aquí una clara alusión al mito de la caverna de Platón.

El Papa Juan Pablo II le declaró Siervo de Dios el 22 de enero de 1991. El 3 de julio de 2009 el Papa Benedicto XVI aprobó un milagro que permitirá su próxima beatificación. Los restos del Cardenal Newman han sido trasladados al Oratorio de san Felipe Neri de Birmingham como parte del proceso de beatificación.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Eugenio Oneguin


Eugenio Oneguin es una novela en verso de Alejandro Pushkin (Moscú, 1799- San Petersburgo, 1837). Constituye un clásico de la literatura rusa. Apareció publicada en forma de serie entre 1823 y 1831. La primera edición completa es de 1833, y la edición que actualmente es la versión aceptada se basa en la que fue publicada en 1837.

Se dice que el protagonista, Oneguin, es una “versión idealizada” del propio autor. Bon vivant, de vuelta de todos los placeres, recibe en herencia una mansión en el campo. Al trasladarse a vivir a la antigua casa de campo de su tío, entablará amistad con un vecino, el poeta Vladimir Lensky. A partir de ese momento, se desarrolla toda una historia de amores, duelos y desencuentros. Tatiana Larina, la joven cuñada de Lensky, será la proagonista femenina del libro.

Tchaikovski convirtió la novela en ópera, que fue estrenada en el Teatro Bolsoi de Moscú en 1879. Uno de los fragmentos más conocidos de la ópera, quizá sea el famoso valls del acto II, que tiene lugar durante la fiesta de la celebración de cumpleaños de Tatiana:



Es el Teatro Bolsoi de Moscú quién está representando en el Teatro Real de Madrid la ópera hasta el próximo 12 de este mes.

En 1999 la novela fue llevada al cine con el título Oneguin. Una vez más, la saga de los Fiennes trabajan juntos. Dirigida por Martha Fiennes, con música de Magnus Fiennes, y protagonizada por Ralph Fiennes. La partener femenina es Liv Tyler. Bellísima película. Me quedo con esta escena, de un lirismo subyugante:

domingo, 5 de septiembre de 2010

Soliloquio del farero


De niño, entre las pobres guaridas de la tierra,
quieto en ángulo oscuro,
buscaba en ti, encendida guirnalda,
mis auroras futuras y furtivos nocturnos,
y en ti los vislumbraba,
naturales y exactos, también libres y fieles,
a semejanza mía,
a semejanza tuya, eterna soledad.

Me perdí luego por la tierra injusta
como quien busca amigos o ignorados amantes;
diverso con el mundo,
fui luz serena y anhelo desbocado,
y en la lluvia sombría o en el sol evidente
quería una verdad que a ti te traicionase,
olvidando en mi afán
cómo las alas fugitivas su propia nube crean.

Y al velarse a mis ojos
con nubes sobre nubes de otoño desbordado
la luz de aquellos días en ti misma entrevistos,
te negué por bien poco;
por menudos amores ni ciertos ni fingidos,
por quietas amistades de sillón y de gesto,
por un nombre de reducida cola en un mundo fantasma,
por los viejos placeres prohibidos
como los permitidos nauseabundos,
útiles solamente para el elegante salón susurrado,
en bocas de mentira y palabras de hielo.

Por ti me encuentro ahora el eco de la antigua persona
que yo fui,
que yo mismo manché con aquellas juveniles traiciones;
por ti me encuentro ahora, constelados hallazgos,
limpios de otro deseo,
el sol, mi dios, la noche rumorosa,
la lluvia, intimidad de siempre,
el bosque y su alentar pagano,
el mar, el mar como su nombre hermoso;
y sobre todo ellos,
cuerpo oscuro y esbelto,
te encuentro a ti, tú, soledad tan mía,
y tú me das fuerza y debilidad
como el ave cansada los brazos de la piedra.

Acodado al balcón miro insaciable el oleaje,
oigo sus oscuras imprecaciones,
contemplo sus blancas caricias;
y erguido desde cuna vigilante
soy en la noche un diamante que gira advirtiendo a los hombres,
por quienes vivo, aún cuando no los vea;
y así, lejos de ellos,
ya olvidados sus nombres, los amo en muchedumbres,
roncas y violentas como el mar, mi morada,
puras ante la espera de una revolución ardiente
o rendidas y dóciles, como el mar sabe serlo
cuando toca la hora de reposo que su fuerza conquista.

Tú, verdad solitaria,
transparente pasión, mi soledad de siempre,
eres inmenso abrazo;
el sol, el mar,
la oscuridad, la estepa,
el hombre y su deseo,
la airada muchedumbre,
¿qué son sino tú misma?

Por ti, mi soledad, los busqué un día;
en ti, mi soledad, los amo ahora.


Aparecido en
Invocaciones (1934-1935)
Luis Cernuda (1902-1963)